LANCHA II, ‘bote grande al servicio de un buque, o para navegar en el interior de los puertos o entre puntos cercanos de la costa’, aparece primero en portugués y como nombre de una embarcación pequeña y rápida empleada en los mares de Oriente: viene del malayo lánƇār ‘rápido, ágil’, por conducto del port. lancha ‘embarcación pequeña para pescar o al servicio de un navío’.

1.ª doc.: 1587, en carta de un Almirante de la Invencible (Terlingen, p. 250; Cej. VII, p. 127).

A pesar de que Skeat ya dió la verdadera etimología (Notes on English Etym., p. 158; Etym. Dict., s. v. launch), todos los romanistas siguen proponiendo etimologías romances imposibles, y los más se empeñan en buscar el origen en Italia. Sin embargo, así Jal como el Diz. di Mar. observan que en Italia el vocablo es tardío, pues no se halla hasta 1642, y por lo visto conservó hasta mucho más tarde un fuerte resabio extranjero, ya que la Crusca todavía no lo admitía en su diccionario de 1729; verdad es que Zaccaria halló ya lancia en el S. XVI, pero a juzgar por la cita de Vidos no lo localiza exactamente, y lo sacaría de alguna de las traducciones del español o del portugués que suele estudiar dicho autor: el caso es que un diccionario de marina tan detallado como el de Pantero-Pantera, en 1612, no contiene el vocablo; la palabra antigua en italiano y en catalán era palischermo (panescalm). En la Península Ibérica tampoco parece ser palabra de gran antigüedad, pues no figura en la enumeración de embarcaciones incluida en las Partidas (libro II, título xxiv) ni tengo noticia de ejemplo alguno portugués o castellano en la Edad Media. Sea como quiera, en portugués aparecen los primeros testimonios conocidos h. 1540, pues ya hay varios en la Peregrinação de Mendes Pinto (vid. Vieira, s. v. lancha; Yule, Hobson-Jobson, s. v. tantea); así Pinto como Gaspar da Cruz, h. 1560, mencionan las lanchas (anglizado en lantea en las traducciones inglesas) como embarcación empleada por piratas locales en la India y archipiélagos vecinos, por ej. por uno que aparece en el curso de un viaje de Liampú a Malaca. La traducción de Cruz explica que es embarcación pequeña y preferida por los corsarios, por su gran rapidez: «There be other lesser shipping than Junkes, called Bancones... other lesser called Lanteas, which doe rowe very swift, and beare a good burthen also: and these two sorts of ships... because they are swift the theeves do commonly use»; la cita de la Malaca Conquistada, en Moraes, prueba que en el S. XVII todavía era palabra propia del Extremo Oriente.

Otra embarcación parecida, y también propia de Malasia, lleva el nombre de lanchara, y Dalgado reunió de ella una docena de testimonios portugueses en los SS. XVI-XVII, desde 1515: el sentido no es menos claro, pues Fr. Luis de Sousa (1632) escribe «sƟo lancharas embarcaç?es de remo rasas e ligeiras». Por lo tanto nadie discutirá la etimología de Skeat (en Yule) y de Dalgado: malayo lanƇár-an ‘ligera’, compuesto de lanƇār ‘rápido’, ‘ágil’; la reducción fonética es del mismo tipo que en JANGADA < malayálam chaȧgāȓam. Ahora bien, el simple lanƇār se acentúa en malayo en la sílaba inicial, pues la regla en este idioma es acentuar siempre la sílaba penúltima, a no ser que esta sílaba termine en vocal y ésta sea breve, pues entonces el acento recae en la sílaba final (Encycl. Britann., s. v. Malay); luego es natural que los portugueses redujeran lánƇār a lancha. En conclusión, lancha es uno de los nombres de naves que los portugueses trajeron de Oriente, como junco, champán y aun un término tan general en América y Europa como jangada. De Portugal pasó el vocablo a España1, y desde ambos países se difundió luego al italiano, catalán (llanxa), francés [1678, nótese que el primer testimonio es de Bayona] e inglés [launch, 1681, en una narración de viajes]. La etimología de M-L. (REW 4878) y Vidos (Parole Marin., pp. 457-9), lat. LANCEA ‘lanza’, además de infundada semánticamente (la idea de Vidos de que se comparara una lancha con la forma de una lanza es estrambótica), no podría aceptarse ni si la modificáramos partiendo del verbo ingl. launch ‘botar un navío’ o it. lanciare ‘lanzar’, pues no se explicaría entonces que en Venecia se diga lánƇa (Paoletti lanchia) más bien que lántsa, según correspondería a la fonética local. Tampoco se puede aceptar la identificación de lancha ‘bote’ con lancha ‘losa’ en que pensó M-L. (REW 6571), pues no hay analogía semántica y el supuesto sentido originario de este último vocablo ‘tabla plana’ es hipotético y depende de una etimología incierta. Más arbitrario es todavía postular (como hace Lecoy, Rom. LXVIII, 9-12) un lat. *LANCULA, diminutivo de LANX ‘plato de balanza’, pues además de tener sentido tan apartado, LANX es palabra que no ha dejado descendencia romance.

DERIV.

Lanchada. Lanchero. Lanchón. Lanchaje ‘derecho que se paga por el uso de una lancha’ cub. (Ca., 230).

1 Donde arraigó en Galicia, más que en otra parte alguna: «cando naufragaba unha lancha morría o patrón xunto c’os compañeiros» (Castelao 256.23); su uso por los pescadores de Pontevedra y La Guardia lo atestigua ya Sarm., CaG. 98v.